Vivian
2007-03-25 11:08:53 UTC
Murio el dia que yo llegue al Uruguay, el domingo 4. Y aca en el scu, ni
una palabra!!! Y El Pais recien ahora saca un articulo. Me sorprendio mucho
la poca bola que le dieron cuando murio. Ah, pero si muere algun/a idiota
porteño, ahi si, primera plana hasta en el diario oficial.
Lamentable. Una enorme perdida, en mi opionion. Espalter era un mago de la
comedia! Canal 4 fue el unico que rindio un homenaje, televisando una
entrevista que dio hace algunos años sobre su carrera. Pasaron clips del
Chicho, el Toto, Pinchinati y otras cosas que hizo en Argentina con
Hupumorpo.
=====
Sábado | 24.03.2007
Montevideo, Uruguay
Ricardo Espalter (1924-2007)
Cacho de nosotros
Integró un grupo muy uruguayo que compartió cartel sin personalismos.
Ricardo Éspalter fue el elegido del público.
ANTONIO ÁLVAREZ
En un mes en el que no hubo muchas razones para reír, murió Ricardo Espalter
evitando cualquier tentación por los aplausos. Para hacernos reír evitaba su
propia risa. Para ahorrar lágrimas se fue en el más absoluto de los
silencios.
Como la vida imita al arte, los uruguayos nos parecemos cada vez más a
Ricardo Espalter o, mejor dicho, a esos otros espalteres que lo habitaron a
lo largo de su larga y exitosa carrera de capocómico.
Fue el más emblemático de los humoristas nacidos del lado oriental del río
Uruguay, y sin embargo fue el menos uruguayo en su forma de hacer reír.
En un país de humor verbal, aquella cara de goma, inocente y triste al mismo
tiempo. era la desazón en medio de la tempestad que rescataba nuestra propia
desdicha.
Se fue Espalter pero nos dejó un país pródigo de políticos orates y lleno de
farmacéuticos que en realidad nacieron para la música. Nos hizo entender que
todos somos un poco chatarreros "zangolotudos" tratando de zafar de nuestro
destino de buen salvaje.
Sus amigos dicen que Espalter, el hombre, era quisquilloso y un poco
pesimista, un atributo del ser nacional que tampoco le era ajeno. Al fin y
al cabo era uno de los nuestros, un cacho de nosotros.
La leyenda dirá que era un hombre hosco que resguardaba el ser humano para
su más íntimo círculo. También dirá que tenía el don de descubrir nuestra
Marieta Rivarola interior, en su escandalosa sordera, en su despistada
soledad, en su incómoda avidez de otras vidas debajo de aquellas faldas
invictas.
Cacho Espalter no era filósofo, sino un cómico limitado a su función de
burlar las fronteras de nuestros egos, casi siempre injustificados. ¿Quién
no se ha sentido alguna vez el enfermo postrado al que todos golpeaban justo
en la herida?
Los apremios a los que nos sometía con sus criaturas permitieron
inconfesables sonrisas de alivio, y la comprensión visceral de que somos más
patéticos de lo que estamos dispuestos a admitir. Al reírse de nosotros y
con nosotros, seguramente se reía de sí mismo. Por eso lo queríamos tanto.
Espalter se nos reía en la cara. Nos ridiculizaba en el mejor de los
sentidos. Porque la sátira es un espejo necesario, aunque ese espejo a veces
pueda resultar insoportable. Murió en un tiempo en el que ya no hay
programas de humor en la televisión uruguaya. Para lo que hay que ver, mejor
así.
Copyright © EL PAIS S.A. 1918-2006
una palabra!!! Y El Pais recien ahora saca un articulo. Me sorprendio mucho
la poca bola que le dieron cuando murio. Ah, pero si muere algun/a idiota
porteño, ahi si, primera plana hasta en el diario oficial.
Lamentable. Una enorme perdida, en mi opionion. Espalter era un mago de la
comedia! Canal 4 fue el unico que rindio un homenaje, televisando una
entrevista que dio hace algunos años sobre su carrera. Pasaron clips del
Chicho, el Toto, Pinchinati y otras cosas que hizo en Argentina con
Hupumorpo.
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Sábado | 24.03.2007
Montevideo, Uruguay
Ricardo Espalter (1924-2007)
Cacho de nosotros
Integró un grupo muy uruguayo que compartió cartel sin personalismos.
Ricardo Éspalter fue el elegido del público.
ANTONIO ÁLVAREZ
En un mes en el que no hubo muchas razones para reír, murió Ricardo Espalter
evitando cualquier tentación por los aplausos. Para hacernos reír evitaba su
propia risa. Para ahorrar lágrimas se fue en el más absoluto de los
silencios.
Como la vida imita al arte, los uruguayos nos parecemos cada vez más a
Ricardo Espalter o, mejor dicho, a esos otros espalteres que lo habitaron a
lo largo de su larga y exitosa carrera de capocómico.
Fue el más emblemático de los humoristas nacidos del lado oriental del río
Uruguay, y sin embargo fue el menos uruguayo en su forma de hacer reír.
En un país de humor verbal, aquella cara de goma, inocente y triste al mismo
tiempo. era la desazón en medio de la tempestad que rescataba nuestra propia
desdicha.
Se fue Espalter pero nos dejó un país pródigo de políticos orates y lleno de
farmacéuticos que en realidad nacieron para la música. Nos hizo entender que
todos somos un poco chatarreros "zangolotudos" tratando de zafar de nuestro
destino de buen salvaje.
Sus amigos dicen que Espalter, el hombre, era quisquilloso y un poco
pesimista, un atributo del ser nacional que tampoco le era ajeno. Al fin y
al cabo era uno de los nuestros, un cacho de nosotros.
La leyenda dirá que era un hombre hosco que resguardaba el ser humano para
su más íntimo círculo. También dirá que tenía el don de descubrir nuestra
Marieta Rivarola interior, en su escandalosa sordera, en su despistada
soledad, en su incómoda avidez de otras vidas debajo de aquellas faldas
invictas.
Cacho Espalter no era filósofo, sino un cómico limitado a su función de
burlar las fronteras de nuestros egos, casi siempre injustificados. ¿Quién
no se ha sentido alguna vez el enfermo postrado al que todos golpeaban justo
en la herida?
Los apremios a los que nos sometía con sus criaturas permitieron
inconfesables sonrisas de alivio, y la comprensión visceral de que somos más
patéticos de lo que estamos dispuestos a admitir. Al reírse de nosotros y
con nosotros, seguramente se reía de sí mismo. Por eso lo queríamos tanto.
Espalter se nos reía en la cara. Nos ridiculizaba en el mejor de los
sentidos. Porque la sátira es un espejo necesario, aunque ese espejo a veces
pueda resultar insoportable. Murió en un tiempo en el que ya no hay
programas de humor en la televisión uruguaya. Para lo que hay que ver, mejor
así.
Copyright © EL PAIS S.A. 1918-2006